1. El destino del libro volador es de vital importancia. Lo tienes que echar a volar hacia alguien que sepa apreciarlo. Alguien que tenga sentido común como para respetar el decálogo y que sea susceptible de querer este libro en concreto. No vale cualquier libro para cualquier persona.
Piensa en el libro y cierra los ojos: ¿ya lo tienes, verdad? Pues a esta persona le entregarás el libro explicándole un poco de que va el tema y le harás prometer que participará en el proyecto.
Si no encuentras a nadie o si dudas, pide ayuda en el blog pero jamás mandes el libro volador hacia alguien que no lo merece. Esto sería la regla número uno.
2. El libro volador es del pueblo. A partir del momento que se suelta, es de todos y de nadie. Por eso mismo lo tienes que cuidar como oro en paño. Ya sabrás que los libros no son resistentes al agua, ni a los-niños-con-un-rotulador-en-la-mano. No esta demostrado que pasar con un coche encima sea fatal para el libro pero ¿porque quieres hacer semejante barbaridad? Nos lleva a la regla numero dos: cuida el libro volador mientras esté en tus manos.
3. Este concepto necesita ritmo para ser animado e interesante. Si se equivocaron al pasarte un libro que no te entusiasma, échalo a volar sin espera. Un libro volador no fue concebido para amontonar polvo en la última estantería de tu salón. Igual que un pájaro enjaulado, un libro volador se muere si está quieto demasiado tiempo, pásalo.
La regla numero tres quiere que vuelvas a soltar el libro en un tiempo razonable.
4. A parte de alguna especie migratoria concreta, el libro se queda volando en La Palma. "Ooooh" dicen unos pocos. Ya he dicho que habrá excepciones, respondo. Para nosotros poder disfrutar del vuelo y cumplir su función de dinamización en el mundo de la literatura a nivel local, pensamos que este proyecto debe quedar a escala isleña. Además, nadie le impide copiar el proyecto en tierras lejanas.
5. El trío bolsa-libro-libreta es inseparable. El conjunto llevará un nombre de pájaro para apoyar la idea de un vuelo del libro de casa en casa. Unas etiquetas fueron pensadas para identificar las tres partes del trío. Si te falta un elemento, ponte en contacto con la persona que tenía el libro antes que tu o infórmate directamente en el blog.
6. La idea ya esta caminando por la isla y está gustando bastante. Nadie tiene dominio sobre ella por lo cual cualquiera puede echar un libro a volar, darle nombre y disfrutar de su seguimiento. Se propone asesorar a los interesados desde el blog con el único objetivo de dar una cierta unidad al proyecto. Simplemente se explicará como confeccionar un saco y se facilitará las etiquetas para la libreta y el libro elegido.
7. Es importante comprometerte en cuidar los comentarios; una vez que el libro este volando por allí, los adictos al blog (que los hay) solo disfrutarán de los comentarios que te apetezca dejar. Esperemos que se genere un debate alrededor de cada libro suelto y no vale sentarte a esperar que te aterrice un libro en las rodillas: ¡participad! Puedes poner comentarios en el blog y/o en la libreta, como más te guste.
8. El libro volador no es tuyo. Dejarlo morirse de pena o hacer como si te habías olvidado de pasarlo es de mal jugador, de sin vergüenza, y de muchas cosas mas que me callo. Si te lo intentas quedar porque te ha gustado muchísimo habrá clemencia en el juicio final (pero poca). También puedes salir a buscar su clon. De hecho, ahí está una de las grandes motivaciones de este blog: ¡que la gente salga a visitar su librería!
9. Vas a tener que olvidarte para siempre de la definición de un decálogo porque en el noveno artículo está todo dicho y no nos vamos a enrollar más. Solo falta poner fecha al lanzamiento del primer libro volador y estoy pensando en el día de la constitución, que es bonito, respetable, significativo y total, que mejor día para echar un libro a volar; ese día nadie hace nada.
Recapitulamos:
1/ Jamás mandes el libro volador hacia alguien que no lo merece.
2/ Cuida el libro volador mientras esté en tus manos.
3/ Vuelve a soltar el libro en un tiempo razonable.
4/ El libro se queda volando en La Palma.
5/ El trío bolsa-libro-libreta es inseparable.
6/ Cualquiera puede echar un libro a volar.
7/ Comprometerte en cuidar los comentarios.
8/ El libro volador no es tuyo.
9/ Olvidarte para siempre de la definición de un decálogo.