martes, 29 de noviembre de 2011

Se acabo el suspense.

  ¡Dios! ¡En vez de libros lo que esta volando es vuestra imaginación!...
Una de las personas mas cultas que conozco me pregunto que había en el saco (?!) ¿Que va a haber? Un libro. Y su correspondiente libreta. Quería hacer una presentación con suspense del concepto y me cuentan que ha funcionado pero algunos se quedaron en el camino...
   Ya lo suelto: vamos a llenar de libros el cielo palmero. Con afán de sacudir el panorama literario de la isla y viendo lo poco animadas que son las bibliotecas municipales (no que los empleados no se esmeren, sino que no va mucha gente...), pensé en una forma de llevar el libro a sus casas.



 
 Igual que el biblio-bus, la biblio-playa y todas las variantes que quedan por inventar, se me ocurrió la idea del libro volador.
   Es un libro. Elegido por el que lo quiere soltar -puede ser tu-, ira de casa en casa volando (es unaaa imaaagen, los librooos no vueeelan...).
   El libro va en un saco porque así va protegido y queda bonito, y este contiene también la libretita que le acompañe. La libreta es como una ficha de biblioteca elaborada; representa la trazabilidad del libro, dónde se propone anotar la fecha y un nombre, una dirección de correo si apetece y todo lo que le ocurre que sea interesante: ¿que te pareció el libro? ¿donde lo leíste? ¿cual es tu personaje favorito? ...etc.
   Lo mismo pretendemos en el blog ya que la relación del libro con los "blogeros" una vez suelto por ahí se limitara a "el-que-lo-tenía" con "el-que-lo-tiene" y "el-que-lo-tendrá". Desde el blog esperaremos con ansia alguna noticia. Lo realmente bonito sería tener comentarios relativamente frecuentes que generen un debate alrededor del libro.
   El decálogo, una vez redactado, le dará todos los detalles logísticos para saber como proceder cuando un libro aterrice en tu casa o que pasos a seguir para tu soltar un libro por allí. Recordamos que los libros no son impermeables, no vale bautizarlos.
   Ya esta, no hay mas. No hay semilla de dinosaurio en el saco ni sorpresas mas allá de las miles que encierra un libro normal y corriente.

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