Mientras seguimos esperando ansiosamente noticia alguna de los dos libros voladores ya soltados, el Guacamayo y el Jilguero, nos llega una agradable sorpresa desde Francia: ¡un nuevo libro volador! Sí señor, que bueno.
Claro, porque las cosas no son sencillas jamás, el libro está en francés lo que nos enfrenta a dos problemas: no he traducido ni el blog, ni el decálogo y ahora mismo me es totalmente imposible. Y segundo, y no por ello menor, problema: ¿donde diablo vamos a encontrar suficientes lectores franceses o francófonos en La Palma para que este libro pueda volar a sus aires?
Bueno. La idea era y sigue siendo que esto goce de vida propia y me sorprenda incluso a mí, que saque la idea. Entonces vamos para allá: suelto el tercer libro, se llama “Grulla” (grue demoiselle, en francés), animal migratorio por excelencia, y pido a sus lectores que nos dejen en este post cualquier comentario que juzgan oportuno.
¡A ha! La Grulla es un libro magnífico, de eso no cabe la menor duda. Me agrade la elección para participar en este proyecto que es el libro volador. También me sigue preocupando el tema del idioma. La torre de Babel es un éxito; ahí nos divide el no hablar todos el mismo idioma: están los que pueden leer la Grulla y los que no.
ResponderEliminarIba a hacer un comentario femenino y supuestamente feminista sobre el labor de la mujer en la sociedad hoy, hace decenios, aquí, en Kirguistán, pero mejor no. Vamos a concentrarnos en la literatura ya que hay temas que me conducen en el camino de la amargura…
No estoy de acuerdo en que sea, como lo dice el gran poeta Luis Aragon y parte de los seguidores del libro volador, la más bella historia de amor. Para mí una bella historia de amor habla de obstáculos y de superación y también habla de sacrificios, de constancia. Sin embargo está claro que es la más bella forma de contar el enamoramiento, estilísticamente hablando es insuperable. No, no he llorado pero los pelos de punta me siguen erguidos.